¿PORQUE TE VAS?

Acabo de llegar a casa. Esta tan vacía y silenciosa…

La despedida no ha sido como yo esperaba. Entre que llego de trabajar, hacemos la comida entre mimos y arrumacos y todo eso, siempre nos dan las 5 de la tarde. Habíamos quedado con la niña de ojos azules a las 7 para recoger la producción de chapitas (mira que es mona ella...) y tomar algo, así que pensaba pasar esas dos horitas ñoñeando infinitamente.
La realidad ha sido que mi niña se ha tumbado encima mío en el sofá y se ha quedado dormida a pesar de mis suplicas mas lastimeras: “Cariño, no te duermas por favor…”

Triste y medio enfadada nos hemos ido al encuentro de la chapera, y durante el rato que hemos estado tomando un granizado (de limón y grosella, buenísimo…) mi novia y mi ex se unieron de manera vil y maléfica contra mi para reírse un rato (bueno, no era para tanto, pero estaba sensible).
Así que yo, que soy así de gilipollas, me he pasado medio camino de vuelta a casa discutiendo con mi MariPi. Al final ha quedado todo aclarado, ella dice que es lo peor y yo digo que soy una gilipollas paranoica que no soporta muchas bromas.

Entonces ya han empezado los lamentos, los besos, abrazos, los pupupu’s… En la estación de autobuses mas besos, mas abrazos, muchos “te quiero” y “te echare de menos”. Y mientras la veía asomada a la ventana de ese maldito bus, reprimía las ganas de ponerme a llorar como una tonta.

Ahora intentare ver lo positivo: que en 3 semanas la volveré a tener aquí, y que el tiempo pasa volando. En vez de ver que 3 semanas pueden ser horriblemente larga, sobretodo con un síndrome pre-menstrual de por medio.