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Hoy estaba curioseando algunos blogs, y he encontrado uno bastante interesante y me he quedado a leer algunos post, hasta que he llegado a uno, titulado “barato, barato” que me ha gustado mucho.

Había pensado comentarlo aquí, pero creo que es mejor leerlo tal y como lo ha escrito, porque no creo poder hacerlo mejor:



"[...]¿Hasta qué punto valoramos la honestidad? ¿Hasta qué punto somos capaces de saber lo que los demás hacen bien y mal, cuando juzgamos a las personas sin conocer las circunstancias? ¿Hasta qué punto nos interesa ser honestos?- Si alguien te ha decepcionado, y sobre todo, si esa persona es alguien cercano a ti, me parecería más lógico que antes de juzgar, antes de pensar con el dolor, se le preguntase a esa persona qué es lo que ha ocurrido. Porque, si juzgamos a este individuo por haber hecho tal y haber sido un egoísta y haber actuado injustamente, deberíamos predicar con el ejemplo y tener la sangre fría de buscar justicia y no venganza. De tener integridad.

Y esto me lleva a darme cuenta de la putrefacción de nuestras relaciones. Tenemos unas amistades que nos aportan diversión, pero esos lazos se deshacen a la mínima ráfaga de viento. No hay nadie en que tengamos tal confianza que, incluso en las situaciones más adversas, le otorguemos el beneficio de la duda. Tal vez incluso cuando estemos cometiendo la mayor de las injusticias creeremos con nuestro ombligo que esa persona es inmerecedora de cualquier comprensión.

La realidad es que no nos conocemos, que estamos solos y que no confiamos más que en nuestro beneficio y bienestar. Que no nos importa sacrificar una amistad por no decir o no buscar la verdad. Que le damos tan poquísimo valor a ese lazo, que preferimos construir una muralla de mentiras que nos ponga a salvo del rechazo de nuestro entorno y de nuestra verdadera soledad, sin que nuestro propio egoísmo nos dé asco y nos sintamos repugnantes. Carecemos de la integridad necesaria para tener unos valores que no estemos dispuestos a traicionar. No nos importa mentir y mentirnos con tal de no perder la seguridad de nuestro beneficio, con tal de creernos angelitos traicionados y víctimas de la maldad de nuestros inseparables amigos. [...]"

Shubakki