VER PARA CREER

Y no lo vi, por eso me parece tan increíble los sucesos que ocurrieron este sábado en Rostock, a los que meine Frau y yo no pudimos asistir porque ella estaba enferma y, por supuesto, yo me quede con ella en casa. Pero empecemos por el principio:

Este sábado se celebraba en Rostock el Christopher Street Day (CSD), otra manera de llamar a las celebraciones del orgullo gay, que no sé porque se hace más tarde que el resto pero eso no es lo importante.

La cosa empezó pocos días antes, cuando en la plaza donde se iba a celebrar todo esto aparecieron unas pintadas en las pareces diciendo: “Fuck CSD”, “Terapia contra la heterofobia” y “sois la perversión de la sociedad”. No hay que ser muy listo para adivinar de donde provienen estas pintadas: del resurgimiento de movimientos ultra-nacional-socialista.

Así que el “grupo quer” al que pertenecen meine Frau y muchas de sus amigas decidieron contraatacar. Ya tenían preparado un pequeño carro, adornado de rosa, con altavoces para llevar música, prepararon también folletos y pancartas, para enganchar en la pared encima de las pintadas homofobas y para repartir entre la gente con eslogans tipo: “todo amor es políticamente correcto”, “todos contra los nazis”, e informaciones sobre el dueño de la discoteca “Moya” donde por la noche se iba a celebrar la fiesta, avisando que es un simpatizante del NPD (partido político de carácter ultraderechista y que apoya a los grupos neonazis), que invita a grupos de música de ese mismo carácter a tocar en su local, o donde se organizo la presentación de un libro de Eva Herman (escritora que defiende que el lugar de la mujer es mas de sumisión y esas cosas que tanto les gusta a los grupos de derecha).

A parte de eso, ellas llevaban sus típicas consignas, como ir en contra del rol de sexos que nos impone la sociedad o contra el matrimonio.

Lo increíble sucedió una vez empezado el CSD, cuando muchísima gente empezó a ponérseles en contra, a arrancar sus pancartas que tapaban las pintadas homofobas, a confiscarles sus cosas… y no hablamos solo de gente que estaba por allí mirando, sino de la misma gente que celebraban el CSD.
Les dijeron que ese no era un sitio para hacer política, que si querían celebrar o hacer fiesta serian bienvenidos pero que si no, no.

Desde cuando el día del orgullo se ha convertido en un simple desfile? Yo no veo que ya hayamos conseguido la igualdad en todos los sentidos. El CSD siempre ha sido y de momento seguirá siendo un día para reivindicar, y dentro del sistema democrático, cada uno puede reivindicar lo que quiera, o es que las minorías entre las minorías no tienen voz?

Anonadada me quedo cuando veo la poca tolerancia que hay dentro de un colectivo que lleva años sufriendo la intolerancia del resto de la sociedad. Como podemos pedir que nos respeten, si no sabemos respetar a otros que no son como nosotros.

BASTA DE HIPOCRESIA Y MAS RESPETO, COÑO!