LAMBRUSCO IN THE NIGHT

Si el fin de semana pasado me pareció surrealista, este ya es la hostia…

Una cena, una botella de lambrusco por cabeza y la nebulosa en que se convirtió la noche me llevaron a un punto que, ni mucho menos, me habría imaginado.
No digo que me arrepienta ni soy de las que huyen en cuento despiertan, sobretodo porque no tenia ganas de huir. Pero en cuanto abrí los ojos a mi tremenda resaca supe que tarde o temprano aparecería la pregunta que, supongo, ambas temíamos.

Una segunda cena, prácticamente nada de alcohol y mi estúpida rayada me llevaron a la conclusión de que me estoy convirtiendo en una alcohólica (no anónima, pero eso seria otro tema) y que era necesario llegar a la pregunta cuanto antes.
Quizás si que debería meterme en una burbuja (sin ventana) y evitar el contacto con el resto del mundo, de esta manera conseguiría no fijarme en nadie y que nadie se fijase en mí.

No me siento con fuerzas de empezar nada, no quiero ilusionarme ni ilusionar a nadie, no quiero que nadie se acerque demasiado a mi corazón como para conseguir hacerme daño, hace tiempo que cerré las puertas al amor y no quiero hacer nada que me haga ver que esa puerta no se volverá a abrir…