HARZ
"El Harz, una región rica en historia, es antiguo territorio imperial sajón con mitos llenos de misterios y leyendas. En el monte más alto de Harz, el Brocken – llamado también el monte-bloque – vive una criatura de mala fama, la bruja. Aquí, cada año en la noche de Walpurgis se reúnen las brujas con su maestro – el diablo." (www.alemania-turismo.com)
Goethe hace referencia a esta leyenda de las brujas en su libro “Fausto” y, según me han contado, de esta región salieron también algunas de las historias de los hermanos Grimm como “La caperucita Roja”.
Y este fue el destino de nuestra mini-vacaciones del pasado fin de semana. Nuestros planes era conocer un poco la ciudad de Wernigerode (en el borde del Harz), donde nos alojábamos, y hacer mucho senderismo por la maravillosa naturaleza de la región.
Lo malo es que no se nos ocurrió mirar la previsión del tiempo y nos llovió muchísimo casi todo el fin de semana.
Al menos, el viernes cuando llegamos fuimos a pasear por el centro antiguo de la ciudad, donde yo me quedé maravillada por la arquitectura (La foto pertenece al ayuntamiento), y fuimos a cenar a un restaurante típico alemán para variar un poco de nuestros destinos típicos (restaurantes italianos, indios, japoneses, kebabs, etc…) y además a una hora muy alemana también (a las 6 de la tarde).
El sábado cogimos el coche y nos adentramos en el Harz, recorriendo pueblecitos y carreteras de curvas, con la esperanza de que dejara de llover y poder pasear un poco. Pero cada vez llovía más y no parecía que tuviese intención de parar. Así que volvimos a Wernigerode y visitamos el palacio que se eleva por encima de la ciudad y que pertenecía antiguamente a una familia de condes o duques (no estoy muy segura). Me hubiese gustado hacer fotos de las vistas desde allí arriba, pero el tiempono acompañaba.
El domingo volvimos a coger el coche con la intención de cruzar el Harz hasta su zona sur y con las mismas esperanzas que el día anterior. Pero esta vez tuvimos suerte y pudimos pasear un poco por un camino cerca de un rio.
Para acabar la jornada y antes de emprender el camino de vuelta a casa (que tardamos un poco más de lo previsto porque no encontrábamos muy bien el camino de vuelta) paramos a comer en un restaurante rural donde preparaban sus comidas con ingredientes totalmente bio, con lo que meine Frau estaba totalmente encantada.
Aunque no fue todo como esperábamos, al menos cumplimos nuestro objetivo principal de relajarnos y olvidarnos del estrés del trabajo, el ayuntamiento, y la burocracia en general.
1 Comentarios:
Pero que chulo!! La verdad es como un poco brujeril la arquitectura...yo todavía no conozco ni Berlín!
Un saludito
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