LOS COMENTARIOS

Esto de los blogs es algo curioso. La gente suele decir: “lo tengo solo por mí, no me importa si la gente lo lee o no”, pero es mentira. A todos nos gusta que nos lean, que nos comenten y por eso escribimos.
Si lo hiciésemos por nosotros mismo seguiríamos con el típico diario de toda la vida, con candado y escondido bajo la cama. O simplemente nos pondríamos a escribir nuestras penas en un documento de Word.

Pero no, nos gusta poner nuestras penas en un blog, y más nos gusta cuando la gente nos comenta para darnos su ánimo, y para que nos digan que nos entienden o simplemente digan “oh, pobrecita”.
Nos encanta ver la gente que va comentando en casi cada post, que se interesan por nuestras vidas, como nosotros nos interesamos por las vidas de otras gentes. Parece que muchos hemos nacido con el gen cotilla, que le vamos a hacer.

Pero para mí, lo más curioso es la gente que comenta frecuentemente, pero para criticar. Está claro que los comentarios están para decir lo que piensas sobre lo que lees, y es inevitable encontrar alguna vez un comentario negativo. Pero si un blog no te gusta, porque entras cada día?

Yo cuando me aburro suelo saltar de blog en blog, a ver si descubro algo nuevo e interesante. Y por supuesto me he encontrado muchos blogs que no me han gustado: puede ser que la vida de esa persona me resulte insulsa, puede que no me guste su manera de pensar, puede que no me guste su manera de escribir. También he encontrado mucha gente con aspiraciones literarias que realmente escriben muy bien, pero que esa manera de escribir tan rebuscada o con demasiados desvaríos me cansan sobremanera.

Pero no me da por escribir un comentario y decir: “oye, me aburres”, “cambia el chip y madura colega”, “hazte mirar tu problema de personalidad múltiple” o “menos mal que no es un libro, porque no podría leer más de dos líneas seguidas”.

Nunca he entendido porque el “vive y deja vivir” es algo tan difícil de llevar a cabo.