martes, enero 18, 2005

SEREZADE

SEREZADE habló a Harum, le explicó el porqué de sus ojos tristes, le contó sus sueños y después le habló de sus preocupaciones y dolores...

Harum escuchaba en silencio, tumbado en sus aposentos, la historia de la princesa. Serezade le habló de libertad, de los viajes antes de estar encerrada... le habló del amor y la amistad que había vivido antes.

Harum no decía nada, ni se movía. La princesa caminaba por la alcoba y, cuando las lágrimas asomaban a sus ojos, miraba al suelo... en su historia el espejo de la habitación le devolvió una imagen borrosa.

Al acabar de contarle a Harum lo que sentía, éste la felicitó por el nuevo cuento que había inventado para él.

Serezade entristeció... esa noche no pudo dormir, le dolía el corazón, tenía todo el alma comprimida dentro de su pequeño cuerpo y no la dejaba salir... Tenía los ojos perdidos en el vacío de la nada...

Entonces pensó en Khalil Gibrán y en sus frases: «No puedes comprender mis navegantes pensamientos, ni me interesa que los comprendas. Prefiero estar a solas con el mar (...) no puedes oír la canción de mi oscuridad, ni puedes ver mis alas que se agitan contra las estrellas, y no me interesa que veas ni oigas lo que pasa en mí, prefiero estar a solas con la noche».

Serezade soñaba con un sueño olvidado. Una ilusión que no recordaba... ¿falso recuerdo? Quizás... pero Serezade aun quería soñar.

Hoy ha olvidado su sueño pero, aun más, se ha olvidado de soñar.

Sólo ve su tristeza, su incomprensión a veces comprendida y casi nunca entendida... su soledad y tristeza que es lo único que nadie le puede quitar. ¿Le habrán robado los sueños que guardaba en un cajón donde guarda el corazón? Quizás se le secaron como la poesía a A. Rimbaud...

Serezade dejó de girar con el mundo, sólo un segundo se paró para mirar a su alrededor y se sorprendió: todo le daba vueltas, la mareaba... no le gustó lo que vio porque no ha visto nada claro. Ese no podía ser su mundo...

El otro día, paseando, encontré a alguien como yo y descubrí que no soy única. Vi a otra Serezade sentada en el vagón del tren y me asusté. Vi a otra Serezade leyendo un libro, sentada en un banco y me asusté. Busqué entonces, tu mirada para distinguirme en ella y no la hallé.




Necesitaba comprarme algunas cosas para empezar esta semana a ir al gimnasio... eso es lo que nos a llevado a Chechu y a mi esta tarde al Decathlon. Al ir a la caja a pagar me he fijado en la chica que nos iba a atender, tenia una cara muy agradable y me he interesado en saber su nombre, asi que me he mirado la ficha que llevan en la camiseta.

Serezade... que nombre tan peculiar. No he podido evitar preguntarle de donde procedia, y al llegar a casa me he decidido a buscar en internet el nombre.
Así es como he llegado a este relato que se publico en La voz de Galicia y, sinceramente me ha encantado.

1 Comentarios:

A las 19 enero, 2005 22:46, Blogger Carla dijo...

que nombre tan bonito!!! :-) y el cuento precioso tb

 

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